Baso Hil es un proyecto cuyo título, bosque muerto, proviene de la etimología del segundo apellido del autor, Basail, alusión irónica a la naturaleza del medio fotográfico, que sólo es capaz de registrar “naturalezas muertas”. A partir de esta premisa, Peio Izcue Basail profundiza en la conciencia del paso del tiempo, bajo el prisma del temor a la muerte y de las pequeñas huellas que el individuo deja en lo cotidiano. Además, el artista muestra un debate personal entre la saturación existente de imágenes y el fotógrafo como autor y entre la postura de éste como prescriptor y la posibilidad de seguir haciendo fotografías.

Izcue plantea tres series: Baso Hil, a partir de una selección de imágenes del archivo fotográfico del departamento de ingeniería donde este creador desarrolla su labor profesional, y cuyo objetivo de origen es el documental. Más allá de la apropiación, aquí las fotografías son utilizadas para subvertir su lenguaje y crear un relato personal.

Molger escarba en los estereotipos del caudal de imágenes protagonizadas por personas anónimas en los videos pornográficos que pueblan Internet. Unas representaciones ilusorias y especulaciones equívocas, dictadas por la compleja mezcla del mercado, las normas sociales o los instintos humanos más básicos.

La serie Einstellung toma el nombre alemán de la tendencia, en psicología, a persistir en un tipo de actitud aún a sabiendas de que conduce al fracaso. A partir de una reflexión sobre la relación de la fotografía con la muerte, cercana a la necromancia por su capacidad de detener y volver atrás el tiempo, Einstellung se basa en la iteración. Registros de lo efímero en la vida cotidiana: cocinar, dormir, limpiar, ducharse, peinarse, hacer un café… Una monotonía que no puede evitar el destino final.