MYALBUM. Bienvenido al reino de la apariencia

MYALBUM. Bienvenido al reino de la apariencia

El hallazgo de un archivo de fotografía familiar, propio o ajeno, es el origen de las tres series de imágenes que componen la exposición “MYALBUM. Bienvenido al reino de la apariencia”. María Alché, Paco Gómez y Maider Kuadra encuentran en estas fotografías olvidadas un material valioso para crear nuevas imágenes. Por su parte,
María Zafra extrae del archivo familiar las cintas de un cine doméstico, hecho por y para los miembros de una misma familia. En “Memorias, norias y fábricas de lejía”, María Zafra realiza un sutil montaje de las imágenes de momentos felices, que se acompaña de una voz en off y de algunos textos.

Buscan reinventar los instantes vividos, apropiándose de ellos en un intento fantasioso de retar la memoria. Y las historias que se desprenden de ellas suenan en un idioma que nos es familiar, porque en todas hay abuelas o abuelos, niñas o niños, casas y playas, celebraciones y sueños incumplidos.

En esta exposición conviene hacerse unas preguntas sencillas para atravesar la superficie de la imagen y penetrar en el laberinto engañoso de los recuerdos. ¿En qué lugar se tomó la fotografía? ¿Cuándo ocurrió la escena y cuándo se sacó la fotografía? ¿Recientemente o hace muchos años? ¿Quién es el autor? ¿Qué relación tiene el autor con las personas retratadas?

Miren despacio las imágenes, fíjense en los detalles, los rostros y las vestimentas. Y no se pierdan los títulos, ahí se encuentran algunas claves.

FALLAS de María Alché
“He realizado el proyecto sobre el archivo de mis diapositivas familiares (1960-1985). En este anhelo por conservar la existencia, hecha de vacaciones, hogares, salidas, cumpleaños, momentos comunes, viajes, empecé a observar que en muchas de ellas se repetían espacios vacíos; zonas del cuadro que esperaban ser ocupadas.
La mayoría de las personas de las diapositivas son mis familiares directos en edades en que no los conocí. Los lugares que aparecen los recuerdo borrosamente en mi memoria, o los fui recreando muchas veces a partir de relatos que allí sucedieron. Entonces, ingreso en una suerte de memoria inventada. Podrían pensarse como fotos de ciencia ficción, donde soy un alienígena en el pasado, perturbando el espacio y el tiempo”. María Alché

LOS MODLIN de Paco Gómez
Los Modlin eran una familia de artistas americanos que se afincaron en Madrid en los años 70. Margaret era pintora; Elmer, actor de reparto en Hollywood y su hijo Nelson, modelo, actor y locutor de radio. Obsesionados con la fama, murieron con el sueño incumplido de que Margaret fuera reconocida como “la mejor pintora del Apocalipsis de todos los tiempos”. En junio de 2003, efectos personales y fotografías de su álbum familiar aparecieron tirados en plena calle. Eran los restos de su naufragio.

Diez años es el tiempo que Paco Gómez empleó para reconstruir la fascinante historia de esta familia que fue arrojada al contenedor. Fue encontrando las películas en las que Elmer interpretaba siempre pequeños papeles y los cuadros que Margaret firmaba con “las tres emes mágicas de Margaret Marley Modlin”.
Los Modlin estaban constantemente fotografiándose, interpretando personajes que luego Margaret reproducía en su pintura. A partir de las puestas en escena que había imaginado Margaret, Paco Gómez también creó nuevas fotografías, en el mismo lugar donde fueron tomadas las originales, repitiendo las posturas e intentando perseguir algún rastro de sus vidas.

REFLEJO EN EL ESPEJO de Maider Kuadra
Maider Kuadra nos entrega la llave de su baúl de los recuerdos. Allí se encuentran objetos de un tiempo obsoleto: relojes de aguja a los que hay que dar cuerda, cartas escritas a mano, un tocadiscos, espejos, un álbum de fotografías, fotografías sin álbum. Sitúa en un contraluz las figuras del pasado: la fotografía de la pareja de jóvenes que se miran; la imagen de la madre, los niños y el burro; y también el soldadito de plomo apoyado en el reborde de la ventana o el misterioso personaje de la bola de nieve. Pertenecen al mundo de las sombras, vaciados de sí mismos, como si fueran sus propias sombras.
La casa está en penumbra. Afuera hace sol. La cortina delimita la memoria. Maider remueve los cajones, se tumba en la cama, juega. Ha crecido, ya no es una niña. Ya no es la niña de los recuerdos de la casa familiar. El espejo le devuelve la imagen de una mujer dormida, no guarda la memoria de la niña que visitaba la casa de sus abuelos. Maider desafía los espejos. Se acurruca en la fregadera de la cocina. Su cuerpo ya no cabe, ha crecido, pero puede sentir las mismas sensaciones: los pies en la cerámica fría, el agua, el olor del jabón. Descalza, se sube en la mesa para bailar al son del tocadiscos. Nos lleva a este tiempo sin pasado ni futuro que es la infancia. Ahí donde se experimenta plenamente cada gesto del cuerpo, donde cada objeto contiene una historia.
MEMORIAS, NORIAS Y FÁBRICAS DE LEJÍA de María Zafra

María Zafra extrae del archivo familiar las cintas de un cine doméstico, hecho por y para los miembros de una misma familia. En “Memorias, norias y fábricas de lejía”, María Zafra realiza un sutil montaje de las imágenes de momentos felices, que se acompaña de una voz en off y de algunos textos. Imagen, voz y texto se asemejan a tres canales que no confluyen, sino más bien revelan las rupturas entre una imagen soñada y una existencia vivida. Las secuencias grabadas en 8 mm han conocido el paso del tiempo y el deterioro. Zafra deja testimonio de una generación de españoles con unas frágiles imágenes caseras y narra la migración de los trabajadores del campo andaluz a los centros industriales de Cataluña desde la voz del recuerdo. La autora define la película como “un ensayo sobre la migración, la memoria y la inaccesibilidad a la autorepresentación”.

 

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